Con el paso del tiempo, la mano del hombre ha desarrollado capacidades sensitivas cada vez más complejas que las de sus antepasados, posibilitando la evolución y desarrollo del cerebro, generando entre ambos una constante retroalimentación, pues como lo afirmo Kant “la mano es el cerebro exterior del hombre”.
Se ha demostrado la gran importancia de la mano, por la extensa superficie que ocupa en la corteza cerebral, siendo esta prodigiosa herramienta uno de nuestros mayores tesoros, ya que ha sido desde siempre un instrumento, tanto de conocimiento como de transmisión del mismo.
Es gracias al uso de la mano que el hombre pudo desarrollar la técnica necesaria para darle solución a las necesidades básicas que se presentaron en su cotidianidad concernientes a la protección, al alimento , al refugio, a la construcción de herramientas, entre otros; siendo también la mano la conductora de grandes creaciones humanas como se puede vislumbrar en las bellas artes, en las artes aplicadas y escénicas.
La mano, vista como un instrumento que ejecuta las órdenes del cerebro, tiene un papel excepcional en la formación de la personalidad y de las estructuras de ésta, pues una actividad externa lleva siempre consigo un proceso mental interior y es por esto que debemos facilitarle todas las herramientas para su completo desarrollo.
Es por todo lo anterior y sumado a mi experiencia personal, que nace la idea de crear un espacio taller llamado “Tejiendo Entiendo” en el que se busca enseñar la técnica del macramé y a través de ésta concientizar al aprendiz del valor de sus manos como herramienta de trabajo y de expresión , siendo las labores realizadas (tanto las artísticas como las utilitarias) el producto de todo un proceso de búsqueda, reflexión y aplicación de la técnica enseñada.